BNHA: Yo soy Reiji Toga

Chapter 30: Capitulo 30: Periodo de relajación [4]



El aire estaba húmedo, cargado del olor a tierra y pasto mojado. Reiji ajustó sus vendas y dio un par de pasos hacia atrás, buscando mejor ángulo de ataque. El cielo comenzaba a oscurecer, tiñendo de azul profundo el viejo terreno que usaban para entrenar en secreto, alejado de los ojos de cualquier héroe o civil curioso.

Frente a él, Himiko respiraba con lentitud. Había mejorado.

Ya no se lanzaba a lo loco. Ya no buscaba morder sin pensar. Sus movimientos eran más precisos, más medidos, aunque seguían teñidos de esa emoción que no sabía disfrazar. Reiji lo había notado. Lo analizaba todo.

El curso de héroes empezaba a sacar su talento oculto, incluso llevando una vida completamente alejada de la necesidad de sangre y por ende, las peleas, todavía era una prodigio total en el combate cuerpo a cuerpo.

En unos cuantos meses, la brecha entre ambos se había cerrado bastante. Pero todavía era insuficiente para llegar a su nivel.

"Vamos, Toga" La retó con calma, usando su apellido como siempre hacía cuando se trataba de pelear.

Ella sonrió, ladeando la cabeza con una chispa en los ojos.

"Tú lo pediste"

Y se lanzó.

Los primeros minutos fueron un despliegue físico simple. Reiji la leía como un libro abierto, bloqueaba cada intento, evadía sin gastar energía de más. Ella giraba, embestía, retrocedía y volvía. Reiji la conocía demasiado bien como para sorprenderse de su patrón de movimiento.

Hasta que cambió la dinámica.

Se llevo a la boca un tubo que contenía sangre, con el pensamiento claro de que probablemente su nueva forma seria él mismo, tenso sus músculos listo para los golpes con mayor potencia. Grande fue su sorpresa cuando de pronto, frente a él, ya no estaba Himiko, tampoco él mismo.

Sino Nejire Hado.

El cambio físico fue exacto. Totalmente perfecto. El cabello azul largo, las facciones suaves, los ojos grandes y brillantes. Pero no era solo el cuerpo. Himiko imitaba incluso el tono curioso al hablar, ese timbre dulce y casi travieso que caracterizaba a la estudiante de la U.A.

"¿Sorprendido, Reiji?" Preguntó juguetonamente, girando sobre sí misma como si mostrara un disfraz nuevo.

La ropa que Himiko llevaba no estaba hecha para esa figura. Le quedaba ajustada en los lugares menos convenientes. Y cuando se acercaba, girando con esa naturalidad despreocupada de Nejire, el impacto visual se volvía difícil de ignorar.

No dijo nada. Solo retomó la ofensiva.

Y una vez más, la dominó.

La forma cambió, la fuerza, la agilidad y la propia dimensión de sus ataques, pero los patrones eran los mismos. Las piernas de Nejire, los giros de Nejire, la voz de Nejire… pero la mente seguía siendo Himiko. Reiji la anticipaba como siempre. La obligó a retroceder, a improvisar, hasta dejarla sin margen.

No sabia porque había elegido exactamente a Nejire para quien transformarse, pero no le había funcionado.

Y entonces ocurrió.

Una torcedura leve. Un pie que pisó mal. Un movimiento inesperado.

Ambos cayeron.

El golpe fue limpio. Ella encima. Él en el suelo. Polvo suspendido alrededor.

Y cuando Reiji abrió los ojos, el rostro de Nejire lo observaba de cerca. Demasiado cerca.

No se movieron.

Reiji mantenía la calma, aunque dolorosamente consiente de su propio cuerpo. El roce de su pecho. La presión de su pierna sobre la suya. El olor del perfume que no era perfume: era solo la esencia de Himiko, atrapada en otro cuerpo.

Ella no dijo nada al principio. Solo lo miró, en silencio, como si midiera el efecto de su cercanía.

Entonces habló, bajito:

"Sabes… Cuando no parezco yo, es más fácil estar así. ¿No te parece?"

Reiji no respondió, sabiendo por donde iba sus palabras

"Tal vez... si no tuviera mi cara, no habría problema con que fuéramos hermanos"

Lo dijo como una broma suave. Una sugerencia escondida en una frase casual. Pero había más. Mucho más.

Ella sabía lo que decía. Y él también.

Pero no reaccionó.

Simplemente la miró. Serio. Calmado.

Hasta que ella se transformó de nuevo, con un leve parpadeo de cambio en sus ojos. La figura de Nejire desapareció sin efecto especial alguno, volviendo a la Himiko habitual, con su cabello rubio alborotado y los ojos dorados brillando bajo la luz tenue.

Ella se separó de un salto, limpiándose las manos en el pantalón con una sonrisa forzada.

"Qué torpeza la mía. Caer así en medio del combate..." Dijo.

Reiji se levantó sin mirarla, sacudiéndose el polvo de la espalda.

"Fue un buen intento" Murmuró.

Ella se encogió de hombros.

"Tenía que intentarlo. Quería saber si... si lo veías distinto cuando no era yo"

No hubo respuesta inmediata.

Él la miró por un segundo. Luego se puso los guantes otra vez.

"No hagas eso durante una pelea seria. Podría salir peor"

Ella sonrió, esta vez sin dientes, más tranquila. Más resignada.

"Lo sé"

Y volvió a su posición de combate. Se había resignado últimamente a sus constantes intentos de traspasar la linea, pero no significaba que desistiría... Más bien, cambiar el enfoque era lo que estaba probando.

***

La playa Dagobah era un vertedero abandonado. Inundado de metros y metros de basura que se acumulo por décadas, a nadie le parecía importar, no tenia propósito cambiar una parte de la ciudad, que de todos modos, nadie visitaba.

Pero alguien había decidido hacer algo al respecto.

Reiji clavó la pala en una masa pegajosa de algas y botellas, y sin decir nada, la arrojó a una bolsa negra.

A unos metros, Izuku Midoriya sonreía mientras arrastraba una rueda oxidada, el sudor pegándole el cabello a la frente. Tenía una gorra al revés, guantes de jardinería, y un entusiasmo casi insultante.

Shinso, con una expresión de resignación crónica, recogía vidrios con unas pinzas de metal.

Era extraño. No habían quedado de acuerdo para venir. Solo… apareció ahí, sin más. Y se quedó. Porque, después de todo, no tenía nada mejor que hacer.

'Para todo el tiempo libre que tengo últimamente, esto no está tan mal... Aunque esta mierda huele fatal, no debí haber dejado que Izuku me convenciera de esto'

La limpieza no era solo ejercicio físico. Lo distraía. Lo mantenía en movimiento sin ponerlo en riesgo. Y lo distraía de sus problemas futuros.

Porque Reiji lo sabía: Una vez que entrara a la U.A., su descanso iba a terminar. Y aunque lo había aceptado, prefería disfrutar este momento de paz, que en su anterior vida no pudo y en esta tampoco.

Mientras colocaba una silla metálica sobre la pila de desechos, miró a Izuku con el rabillo del ojo.

No sabía exactamente cómo había surgido aquella idea en la mente de Izuku. Simplemente apareció un día durante el entrenamiento físico, con una expresión determinada, como si hubiese tenido una epifanía. Dijo que quería limpiar la playa. Que era su deber cívico empezar por lo más básico si algún día quería convertirse en un héroe.

Reiji y Shinso se unieron sin poner demasiadas objeciones. No por placer, sino por simple camaradería. Con el tiempo, los tres se habían vuelto... amigos. Extraños, sí, pero amigos al fin.

Reiji era, sin duda, el más inusual de todos. Con dos vidas a cuestas, tenía la mirada de alguien mucho mayor que su edad real. Hawks era, técnicamente, su amigo más cercano, pero su relación había nacido en las sombras, entre secretos, presión y manipulación. En su vida anterior, ni siquiera su propio padre supo tratarlo como un ser humano. Mucho menos como a un hijo. La palabra "amistad" era algo nuevo para él. Frágil, pero valiosa.

Shinso, por su parte, había sido marginado desde pequeño. Su Quirk, temido y malinterpretado, lo había dejado solo durante años. Hasta que Reiji, movido al principio por la curiosidad, se acercó. Lo que comenzó como una evaluación táctica se transformó en respeto genuino, y luego en una amistad real. Sólida. Silenciosa.

Izuku... era un caso diferente. Marginado también, pero por carecer de un Quirk. Reiji, que en su vida anterior había sufrido precisamente por tener una habilidad especial, encontraba en él un paralelismo extraño. Bajo esa capa de timidez y torpeza, había una voluntad firme y una bondad inquebrantable. Izuku era, sin lugar a dudas, un buen amigo. Y eso no era algo que Reiji dijera a la ligera.

Tres bichos raros. Tres piezas sueltas que, por una serie de coincidencias y dolores compartidos, habían terminado formando una pequeña unidad.

Y Reiji... estaba bien con eso. Más que bien. Aunque aún había partes de su pasado que lo inquietaban, y muchas preguntas sobre el mundo en el que ahora vivía que no encontraba cómo formular, sobre todo pensando por la extraña razón que se encontraba ahí mismo ahora.

'Es extraño que... Incluso sin All Might, esta playa fue limpiada por Midoriya. También esta el accidente de Bakugo, la pelea de All Might con AFO que lo dejo malherido, el accidente del hijo de Endevour y otras muchas cosas más, que al principio pensé como el orden natural de las cosas... Pero he cambiado más de lo que he notado, y sin embargo, algunas cosas siguen igual'

La idea le molestaba tanto como le fascinaba. Sin embargo, el mismo estaba viviendo su segunda vida, si habían formas de romper el destino, él justamente era una.

***

Todo había comenzado semanas atrás.

Mei lo había arrastrado a su taller con su entusiasmo habitual, bajo la excusa de probar un nuevo componente de conducción interna para Quirks activos. Reiji, con más tiempo libre del que deseaba últimamente, aceptó.

El experimento era simple. Activar su Quirk con una gota de sangre. Repetidamente y sin descanso durante un gran periodo de tiempo.

Pero no midió las consecuencias.

Su cuerpo reaccionó con un pulso involuntario, la exposicion constante a su Quirk aunque sea en cortos periodo de tiempo, activaban ligeramente su necesidad. Ni que decir en grandes periodos de tiempo. Las pupilas se le dilataron. El pulso se le aceleró. Era una reacción fisiológica conocida: su necesidad de sangre ajena comenzaba a manifestarse.

Mei se dio cuenta al instante.

No dijo nada alarmista. Solo observó.

"¿Es un efecto secundario de tu Quirk?"

Reiji asintió.

No dio más detalles. No era necesario.

Desde entonces, Mei se obsesionó con la idea. Y ahora, por fin, tenía algo que mostrar.

"No fue fácil" Dijo, mientras le sujetaba la muñeca. "Tu caso no encaja en ninguna categoría estándar de regulación de Quirks"

Sobre la mesa, una pulsera metálica descansaba con discreta elegancia. No era aparatosa ni llamativa. El diseño era sutil, técnico. El tipo de cosa que pasaría desapercibida incluso en combate.

"Primero pensé en un limitador de actividad hormonal, pero eso no serviría. Tus impulsos no son emocionales. Son fisiológicos. Entonces recordé algunos estudios sobre ingeniería de emergencia... y otros sobre estimulación neural indirecta para calmar reflejos agresivos en criaturas con mutaciones Quirk severas"

Reiji arqueó una ceja divertido.

"¿Estás diciendo que soy una criatura agresiva?"

"Estoy diciendo que necesito categorías más amplias cuando trabajo contigo" Respondió, y sonrió. "Así que combiné ambas ramas. Esto regula tus picos anómalos sin afectar tu Quirk principal. No te apaga. Solo te equilibra"

Reiji se dejó colocar la pulsera.

Sintió el contacto del metal frío ajustarse a su piel con un leve clic magnético. Nada incómodo. Ligero. Pero firme.

"¿Y si falla?"

"No fallará. Pero si lo hace, lo sabrás antes que yo" Respondió Mei con naturalidad. "Tiene un sistema de retroalimentación continua, ajustado a tu biología. Si tus impulsos se disparan, esta cosa se anticipa con microestímulos reguladores. Lo justo para mantenerte funcional. Nada invasivo... Aunque solo durara un tiempo, eso depende de la intensidad del impulso"

Reiji asintió en silencio, sin apartar la mirada de la pulsera.

"No pensé que me darías una solución tan rápido" Dijo al cabo de un momento.

"No es una solución. Es un parche inteligente. Pero sí… más rápido de lo esperado. Supongo que tenerte de ayudante me motiva más de lo normal"

Ella no lo miró mientras lo decía, centrada en sus herramientas.

Él tampoco comentó nada más.

Pero saber que su Quirk ahora tenia una forma de tranquilizarse, era reconfortante.

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