Chapter 50: Capítulo 49: El Mercado del Mañana
"¿Un cero más…? No… ¿Dos? ¿Cinco? ¡¿Cuántos ceros tiene esto…?!" Los ojos de Seele abrieron como platos al ver el número en el teléfono. "¿Por qué este desastre tenía durante el festival? Quería comer dulces hasta estallar..."
"Ugh son tantos números que con sólo verlos siento dolor de cabeza." Murmuro Marzo con una mano en su frente.
"Con todos esos créditos ¿No podría comprar mi propio planeta y fundar la Legión del Bate Galáctico y demostrarle a la Legión Antimateria la verdadera destrucción?" Murmuro Stelle con una sonrisa torcida.
Aleph recuperó su teléfono y se alejó, de alguna manera las ideas de Stelle le habían dado un extraño escalofrío.
Con un suspiro se dispuso a hacer un mensaje resumiendo todo de forma clara y concisa para Himeko, dejando de lado la retórica legal enrevesada que acompañaba a los contratos de la IPC.
[Aleph: "Jarillo-VI está al borde de ser embargado como propiedad de la Corporación. Bronya pidió ayuda. ¿El Expreso Astral puede intervenir sin que haya tantos problemas de por medio?"]
Perfecto.
Aleph asintio para si mismo asombrado por su elocuencia.
Marzo se dejó caer en uno de los bancos metálicos de la plataforma.
"Nunca pensé que tendría que preocuparme por bancarrotas… Ni siquiera sé cómo lidiar con mis gastos personales sin ayuda de Dan Heng o el Sr Yang."
Una figura se acercó desde el fondo del pasillo de la parte superior.
Seguida por un chanchito dimensional, Topaz, se detuvo frente al grupo con una sonrisa.
"Gracias por esperar." Se detuvo a una distancia prudente. "Lamento lo que ocurrió con Skott y sus subordinados. Quiero que sepan que esas acciones no fueron ordenadas por mí."
Aleph la observó un momento en silencio con los brazos cruzados.
Topaz suspiró.
"Fue una iniciativa unilateral. Una "interpretación agresiva" del reglamento. Lo único que puedo prometer es que no volverá a pasar… mientras dependa de mí, claro esta."
"Gracias por decirlo." Dijo Seele sin siquiera disimular su disgusto.
Topaz asintió levemente, luego dio media vuelta y se alejó por el mismo pasillo.
"Tenemos que hablar con Bronya. Si alguien puede encontrar una salida a esto, es ella."
...
El grupo se movió para regresar a Overworld.
Aleph camino con tranquilidad mientras miraba a su alrededor.
[Maestro... ¿Ya ha pensado en que hará parar tratar su condición?]
"No, no creo tener una respuesta o siquiera una idea."
[...]
Distraído en su conversación mental con Burroughs no notó a Stelle quien pronto se paro delante de él bloqueando su paso.
Aleph intento avanzar pero la mano de Stelle pronto tomó con fuerza su brazo.
"¿Estás bien?" Preguntó en voz baja.
Aleph miro por unos instantes a los demás, sin notar que se habían detenido para hablar ellos aún avanzaban.
Por su mente giraron numerosas respuestas, pero al intentar abrir su boca ninguna salió.
Aleph levantó la vista, dorado y dorado chocaron mientras la miraba a los ojos.
"Sí."
Stelle no parpadeó.
"No te creo" Dijo sin soltarlo. Su agarre se fortaleció. "Aleph, no estoy jugando. Tienes esa mirada, la misma que tenías cuando esas pistolas aparecieron en tus manos, la misma que tenías en Luofu antes de tu pelea con Blade."
La brisa helada arrastraba polvo blanco sobre el metal.
"¿Que locura cometeras ahora?"
Aleph no pudo sostener más su mirada al ver los ojos temblorosos de Stelle.
No pudo evitar chasquear la lengua.
¿Desde cuando Stelle era tan perceptiva?
"Estoy haciendo lo que tengo que hacer. Nada más." Respondió con la voz más neutra que pudo hacer. "Mi situación no es relevante en este momento, nuestra prioridad debería ser ayudar a Belobog a vencer este obstáculo."
Stelle frunció el ceño mientras Aleph separaba su mano de su brazo.
"Será mejor que nos demos prisa, nunca se sabe a qué podría escalar esta situación si no la resolvemos a tiempo, ya has visto lo que hizo Skott ¿Que te dice que otros no intentarán lo mismo? ¿O que no está ocurriendo ahora mismo en otra parte de Underworld?"
"Aleph..."
"Mientras más rápido se resuelva todo esto, más rápido podremos disfrutar del Festival Calisol y de unas merecidas vacaciones. ¡Vamos!" Comentó mientras avanzaba para reuinirse con los demás.
Stelle no dijo nada mientras lo miraba en silencio.
"¿Por que no me dejas ayudarte? ¿A que le tienes miedo?" Murmuro mientras apretaba sus puños. "¿Acaso soy tan poco confiable a tus ojos? ¿Por que? Soy fuerte, puedo con todo."
Su mirada permaneció en aquella espalda cada vez más lejana mientras la ira comenzaba a formarse en su interior.
"Te ayudaré, ya sea que quieras o no."
********
[Maestro...] La voz de Burroughs estaba cargada de dudas. [¿Cree haber hecho lo correcto al no hablarle a Stelle de su condición actual?]
Aleph no dijo nada mientras seguía caminando junto a los demás hacía la fortaleza Qlipoth.
"...No estoy seguro, al fin y al cabo allí no existía una opción correcta y todo se resumía en decirle y preocuparla o mentirle y hacerla enojar." Comentó mientras sentía un nudo en el estómago, no le gustaba mentirle a Stelle.
[¿Ya se ha rendido?]
"No, pero resolvere esto por mi cuenta. Es mejor si los demás no se enteran, en todo caso podré hacer lo mismo que un animal enfermo e irme a un lugar apartado a esperar mi muerte en silencio si al final no consigo hallar una forma de salvarme."
[Si pudiera hacer tangibles mis puños lo golpearia.] La voz de Burroughs aunque fría tenía un cierto matiz de ira al oír la indiferencia con la que trataba su propia vida.
.....
El ambiente era tenso mientras el grupo ingresaba a la Oficina de Bronya.
Una vez dentro notaron que había varias personas además de Bronya allí.
"Bronya." Seele dio un paso al frente atrayendo la atención sobre si misma mientras llamaba a su amiga, quien pronto se fijo en ellos, parecía bastante cansada.
"Marzo ya se ha encargado de informarme lo que pasó en Underworld." Comentó mientras los demás le daban una mirada a Marzo.
"Hum ¡Era la mejor forma de ahorrarnos tiempo y el esfuerzo en explicarle todo una vez llegáramos!" Dijo con los brazos en las caderas.
"Kuhum." Bronya tosio en su mano para llamar la atención. "Regresando a lo importante, Topaz llegó mucho antes que ustedes y me hizo una propuesta."
Seele, Gepard y Aleph se tensaron de inmediato.
"¿Intento obligarte a algo?" Preguntó Aleph.
"Parpadea si te metieron alguna droga especial para obligarte a sólo decir palabras favorables para ellos." Dijo Seele.
"Supongo que nos retrasamos demasiado en el camino..." Murmuro Gepard mientras los demás le daban una mirada a Marzo quien inocentemente silbava negándose a mirarlos.
¡No era su culpa que la fila para comprar Crepes fuera demasiado larga o que Aleph y Stelle se separan en el camino!
Bronya negó con la cabeza mientras soltaba un suspiro.
"Por favor traten el tema con su debida seriedad. Y no Aleph, no me obligaron a nada. Aunque sí me hicieron una propuesta."
...
Topaz le había contado su historia, cómo su mundo de origen había vivido una tragedia distinta pero igual de devastadora. Con una contaminación tan intensa que oscurecía el cielo, mataba cultivos y obligaba a la gente a vivir tras máscaras de gas.
"¿Fue entonces cuando llegó la Corporación?" Preguntó Gepard. "Le pido disculpe mi impertinencia. ¿Pero como puede estar segura de que sus palabras son ciertas? ¿Y si sólo está mintiendo para ganar su simpatía?"
"Tuve alguien que me confirmó los hechos, por favor déjenme terminar antes de interrumpir. A cambio de que todos se integraran como empleados, ofrecieron su tecnología. Con el uso de esta pudieron restaurar su mundo." Bronya cerró los ojos por un instante. "A pesar de mis sentimientos personales al respecto. Estuve a punto de firmarlo." Confesó Bronya.
Seele golpeó la mesa del escritorio con fuerza.
"¿Estas bromeando? ¡¿En serio consideraste eso?!"
Bronya la miró a los ojos sin apartar la mirada.
"Pensé en mi gente, en su futuro. Si eso significaba vender nuestra autonomía, quizá valía la pena."
Seele la miro con desaprobación.
Aleph y Stelle intercambiaron una mirada breve.
"Más adelante una de sus colegas se hizo presente en medio de la reunión en el momento en el que iba a firmar el contrato. La señorita Himeko reveló lo que Topaz había omitido, si bien su relato era verídico, su planeta había sido una excepción afortunada. El porcentaje de éxito de la intervención de la Corporación apenas rozaba el 50%." Bronya se puso de pie. "Le agradecí sinceramente. Y finalmente hice lo que, en el fondo, consideré correcto."
Con una mirada firme observó a cada uno.
"Llegaron en el momento perfecto. Quiero que recorran Belobog, tanto la superficie como el subsuelo. Hablen con la gente. Escuchen sus voces. Si desean firmar con la Corporación, así se hará. Pero la decisión será suya."
Aleph asintió en silencio. Stelle, a su lado, apretó los puños con fuerza, sin decir palabra.
"Además, la señorita Himeko y Dan Heng están en la habitación contigua." Añadió Bronya. "Me pidió que les dijera que antes de partir fueran a verla."
....
Al salir de la oficina principal, el grupo se dirigió a la habitación contigua. Dentro, el ambiente era mucho más relajado.
Dan Heng estaba apoyado contra la pared con los brazos cruzados y los ojos cerrados. Su postura era serena, pero no relajada.
Himeko estaba sentada a un lado de una pequeña mesa y sorbía con calma una taza de café.
Cocolia murmuraba para sí misma, con las manos entrelazadas frente a su boca.
"...¿Y si Bronya se equivoca? ¿Y si toma una decisión de la que no podrá volver atrás...?"
"Entonces, en vez de atormentarte con eso." Comentó Himeko con calma. "¿Por qué no te preparas para asistirla en caso de que lo necesite?"
Cocolia la miró, sorprendida. Parpadeó, asimilando sus palabras y finalmente asintió en silencio.
"¡Himeko!" Exclamó Marzo, corriendo hasta ella. "¡Estás aquí!"
La abrazó con fuerza. Himeko soltó una pequeña risa mientras le correspondía el abrazo con un brazo.
"Es bueno verlos, veo que no han perdido el tiempo en absoluto." Su mirada se posó en Aleph. "Gracias por contactarme, aunque podrías ser un poco menos escueto la próxima vez."
Aleph se pasó una mano por la nuca, pero no respondió.
Dan Heng abrió los ojos. Su mirada fue directamente hacia Aleph, luego hacia Stelle y Marzo.
"¿Y ahora en qué problema se metieron?"
"¡Oye!" Dijo Marzo con las mejillas infladas. "¡No fue nuestra culpa! Sólo queríamos ayudar."
"Sí, de hecho, los problemas ya estaban aquí desde antes de que llegáramos." añadió Stelle.
"Entre el robo al museo, del cual aún no encontramos al culpable, y el conflicto con la Corporación… los problemas nos han estado buscando a nosotros y no al revés." Aleph cruzó los brazos.
"Mis demonios han estado buscando pistas del culpable del robo." Añadió. "Pero hasta ahora no hay nada concreto, el Sr Pies Fríos es bastante esquivo."
Dan Heng asintió, pero su expresión pronto se endureció.
"Muévanse con cuidado cuando traten con la Corporación." Su voz era más sería de lo habitual. "Antes de unirme al Expreso, trabajé un tiempo para ellos. Lo que vi no fue bonito."
Sus palabras provocaron un breve silencio. Himeko dejó la taza a un lado, su mirada se posó momentáneamente en Aleph.
"Aleph..." Lo observó con detenimiento. "¿Te encuentras bien?"
"Estás bastante pálido." añadió Dan Heng. "Mucho más de lo normal."
Aleph desvió la mirada.
"Debe de ser el clima." Comentó restándole importancia. "Belobog no es precisamente un lugar cálido."
Stelle lo miró de reojo, pero no dijo nada.
Himeko entrecerró los ojos, pero no presionó.
...
Pronto el grupo se dividió, siguiendo la petición de Bronya.
"Hablaré con los otros Guardias." Dijo Gepard, ajustando los guantes. "La opinión de los que protegen esta ciudad debería ser tomada en cuenta."
"¡Yo iré al distrito administrativo!" Anunció Marzo, levantando el brazo. "Dicen que la mejor pastelería de Belobog está allí... Ah y, digo, ¡seguro que la gente tiene opiniones importantes que compartir!"
Los demás suspiraron.
"Me encargaré de Underworld." Dijo Seele. "Hablaré con los mineros, los vagabundos y con los miembros de Wildfire. Natasha y Oleg seguro que tienen muchas cosas que decir respecto a esto."
"Yo iré al distrito cercano." Dijo Aleph.
"Te acompaño." Dijo Stelle con tranquilidad.
Aleph sólo asintió.
...
Una hora más tarde, el grupo volvió a reunirse frente a la fortaleza Qlipoth.
Dentro de la oficina, la tensión era palpable.
Del lado derecho, Topaz esperaba con los brazos cruzados, varios empleados de la Corporación alineados detrás de ella como una especie de guardias, su chanchito dimensional, Conti, jugueteaba a su alrededor.
Del lado izquierdo, Bronya permanecía firme, rodeada por sus consejeros y con Cocolia a sus espaldas.
Aleph entregó los datos. Los demás hicieron lo mismo.
Un consejero revisó la información y, tras unos minutos, dio el veredicto.
"Empate."
El silencio que siguió fue absoluto mientras todos procesaban el resultado, Cocolia tenía una mirada incrédula.
"En ese caso." Murmuró uno de los empleados detrás de Topaz.
Bronya alzó su voz interrumpiendo lo que sea que el empleado hubiera estado por decir.
"Queda una sola persona por decidir." Dijo Bronya, cerrando los ojos mientras respiraba hondo. "No quise emitir mi voto hasta que estuviera segura de lo que habían elegido los demás habitantes de Belobog."
*************
"Mi decisión es firme." La voz de Bronya fue clara y sin titubeos. "Me niego a aceptar el contrato."
Topaz, de brazos cruzados, negó con la cabeza. Su expresión, aunque medida, no ocultaba del todo su frustración.
"Rechazar esta oportunidad, dada la situación económica actual de Jarillo-VI, podría tener consecuencias graves." Dijo con calma. "La reconstrucción de Belobog, la recuperación de las zonas perdidas ante el Fragmentum, sin mencionar la deuda astronómica que cargan. ¿Estás segura de que esto es lo mejor?"
Bronya sonrió con calma.
"Voy a mostrarte la razón de mi confianza."
Se puso de pie y, con un gesto, indicó a Topaz que la siguiera. El resto —Aleph, Stelle, Marzo, Dan Heng, Seele, Gepard y Himeko— la acompañaron sin necesidad de instrucciones.
Mientras caminaban, Himeko esbozó una leve sonrisa. Marzo, curiosa, no tardó en notarlo.
"¿Sabes qué va a mostrarnos, Himeko?"
"Sí." Respondió Himeko, sin detenerse. "Pero no voy a arruinarles la sorpresa."
Marzo y Stelle compartieron una mirada cómplice antes de girarse al unísono hacia Dan Heng, mirándolo con ojos suplicantes.
"Dan~" Murmuró Stelle.
"Por favor~" Añadió Marzo.
Dan Heng suspiró, sin siquiera mirarlas.
"Tengan paciencia. Ya lo verán."
Ambas bufaron, derrotadas.
.....
El trayecto no fue largo, pero sí escarpado. Subieron por un paso montañoso hasta alcanzar una zona cercana a Everwinter Hill, el lugar donde, meses atrás, se había librado la batalla que cambiaría el destino de Jarillo-VI.
Y entonces lo vieron.
Apoyado contra la ladera, el coloso inerte se alzaba imponente. El Motor de la Creación, estaba rodeado por enormes andamios y siendo restaurado.
Allí, hombres y mujeres de todas las edades —mineros, guardias, vagabundos, niños y ancianos— trabajaban codo a codo. Martillos resonaban. Voces se mezclaban. Había sudor, sí, pero también determinación.
Topaz se detuvo sorprendida.
Bronya se giró hacia ella.
"El Motor de la Creación fue diseñado originalmente para ayudar en la reconstrucción de Belobog después del desastre del Hielo Eterno. Su existencia era un secreto. Fue construido unos 300 años después del inicio de nuestra era helada."
Topaz frunció el ceño.
"No tenía registros de esto..."
"Me lo imaginaba." Bronya cruzó los brazos. "Fue un proyecto sellado por generaciones, incluso para los altos rangos, incluso yo misma no supe de su existencia hasta hace un tiempo."
Aleph dio un paso adelante, observando la escena con una expresión tranquila. Sin decir una palabra, se acercó y comenzó a ayudar a un grupo que cargaba una viga.
Uno a uno, los demás lo siguieron.
Seele ofreció indicaciones a los trabajadores de Underworld mientras ayudaba a los niños, Dan Heng, sin fanfarria, comenzó a reforzar uno de los soportes laterales. Stelle y Marzo se unieron al grupo que removía escombros, riendo entre ellas a pesar del esfuerzo. Himeko simplemente observó, con una leve inclinación de cabeza.
Bronya caminó hasta quedar junto a Topaz.
"¿Esto es prueba suficiente de que Jarillo-VI puede levantarse por sí misma?"
Topaz rió suavemente. Por un instante, su expresión se suavizó.
"Sí. Está claro que he perdido esta ronda." Miró de nuevo al Motor de la Creación y a la gente que lo rodeaba. "Haré lo posible por conseguirte un plazo de pago más largo."
Se quedó en silencio un momentt y luego murmuró en voz baja.
"Si nuestra gente hubiera sido así de terca… y así de unida… Tal vez…"
Se giró hacia Bronya y le extendió la mano.
"Mis mejores deseos para ti y para Jarillo-VI. La Corporación firmará un nuevo contrato contigo. Esta vez, para proporcionar materiales destinados a la restauración."
Bronya estrechó su mano sin dudar.
.....
Horas más tarde, la nieve caía suavemente sobre las llanuras heladas.
Cerca de su nave, Topaz consultaba su teléfono mientras Conti jugaba con el hielo. El aparato vibró con fuerza. Topaz frunció el ceño.
"Conti, silencio."
Al ver el nombre en pantalla, suspiró con resignación antes de contestar.
"Aventurino."
"Vaya, vaya." La voz burlona del hombre resonó en el lugar. "Parece que el trabajo en Jarillo-VI no fue tan simple como tú creías."
Topaz resopló.
"¿Y ahora qué?"
"Por tus decisiones te degradaron dos rangos. Pasaste de P45 a P43." Rió con descaro. "Eso me deja por encima de ti en la jerarquía."
"Sí, claro. Disfrútalo mientras dure. Aceptaste ese encargo en Penacony, ¿recuerdas? Podrías terminar peor que yo."
"Lo sé. Pero si lo logró me elevare incluso más alto, después de todo ¿No es eso lo divertido de las apuestas?" Se rio. "Por cierto, me pidieron que lleve un acompañante."
Hubo un silencio incómodo mientras Topaz se llevaba una mano a la frente con molestia.
"Te elegí a ti."
Topaz soltó un gruñido.
"Perfecto..."
"Oh, y otra cosa." Su tono cambio a uno más curioso. "¿Estás segura de que quieres pagar tú misma los materiales que le enviarás a Belobog?"
Topaz miró a la distancia. Su voz se volvió más suave, pero firme.
"¿Y qué importa? Hace tiempo que tengo más de lo que necesito."
Hizo una pausa mientras miraba a Conti.
"Además… esto es una inversión."
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The Other Side
Parte 01: ¿Se fue?
La casa estaba en silencio, salvo por el zumbido débil del aire acondicionado. Una pila de botellas vacías descansaba en la mesa baja del living. Los restos de pizza seguían en sus cajas, y el aroma a queso derretido comenzaba a estancarse en el ambiente.
Kevin bostezó mientras estiraba los brazos. Estaba tirado boca arriba en el sofá, con el control remoto descansando sobre su pecho.
"¿Qué hora es?" Preguntó sin levantar la cabeza.
"Pasadas las cinco." Respondió Su desde la cocina, mirando el reloj en el microondas. "Antes de ayer dijo que llamaría a las cuatro y media."
Mei bufó, con los brazos cruzados y una ceja levantada. Estaba sentada en la alfombra, con la espalda contra el sofá.
"Seguro se olvidó. O está ocupado tratando de encantar a alguna italiana tonta."
Mike, que estaba sentado en la mesa con una lata de soda, giró la cabeza lentamente hacia ella. Su tragó saliva. Kevin abrió un ojo.
"…¿Encantar?" De alguna forma asociar esa palabra con él, se sentía extraño.
"No me miren así." Replicó Mei, sin mover la vista de su celular. "¿Con qué otra excusa apagas el teléfono cuando prometiste llamar?"
Mei hizo un puchero y siguió murmurando cosas que los dejaron un tanto desconcertados.
Kevin se incorporó, con el ceño levemente fruncido.
Eso si era raro, por lo que recordaba su teléfono sólo se apagaba cuando no tenía batería.
"¿Estás segura de que lo apagó?"
"No. Pero no contesta, y no entra ninguna notificación."
Su sacó su celular y marcó.
Todos guardaron silencio mientras escuchaban el tono de llamada… que no duró mucho.
Una voz automática habló enseguida.
> "El número que usted ha marcado no se encuentra disponible. Por favor, intente más tarde."
"Fuera de cobertura." Murmuró Su, mirando la pantalla con el ceño fruncido.
"Eso no tiene sentido." Dijo Mike, frunciendo la boca. "Dijo que tenía roaming internacional activado. Hasta lo revisamos en el aeropuerto."
Mei se paró de golpe.
"¿Qué tipo de roaming tendría para que funcionará tan mal?"
Kevin no respondió. Sólo se levantó despacio y caminó hasta la ventana. Desde allí, podía ver la calle tranquila y el cartel del minimercado de la esquina.
"Tal vez se quedó dormido." Dijo, aunque ni él sonaba convencido. "El viaje seguro lo dejó agotado. Y el reencuentro con lo que le queda de familia tal vez lo dejó tan agotado que se olvidó de llamar."
Mei masculló algo ininteligible y volvió a sentarse. Mike empezó a golpear con los dedos la lata contra la mesa, sin ritmo.
Su miró de nuevo el celular, luego a los demás.
"¿Llamamos a la casa de sus abuelos en Italia?"
"No dio el número." Respondió Kevin, sin apartar la vista del cielo.
Pronto un sonido llamó su atención, el teléfono de Mike había comenzado a sonar.
Mike se levantó primero para ir a revisar.
"¿Será él?"
Corrió hasta el teléfono, y lo colocó cerca de su oreja.
"¿Hola?" Una mirada desconcertada apareció en su rostro. "Sí, estamos aquí. ¿Quién llama?"
Mike se quedó con la boca abierta de una manera que les hubiera dado bastante gracia si no fuera por el mal presentimiento que tenían.
"…¿Qué?"
Kevin y Mei lo miraron.
Mike los miró con una expresión seria.
"Es la policía."
Mei se levantó en seco.
"¿Qué?"
Su se acercó.
Mike les hizo un gesto para que se acercaran y puso el altavoz.
> "Buenas tardes. ¿Estoy hablando con alguno de los contactos de emergencia de ***** *******?"
Su asintió, aunque no era necesario.
"Sí, estamos todos aquí. ¿Ocurrió algo?"
> "Nos comunicamos porque el vuelo en el que viajaba no llegó a su destino. Está registrado como perdido. No hay señales de accidente, pero tampoco hay registros de aterrizaje ni desvío. Nos pidieron contactar a los últimos conocidos que lo acompañaron antes del embarque. ¿Vieron algo inusual en el aeropuerto?"
El policía esperó.
Pero nadie dijo nada.
Kevin seguía mirando el teléfono fijo como si no lo entendiera.
Mei había dejado caer el suyo al suelo.
Su abrió la boca… y no logró decir nada.
Mike tenía la mano temblorosa.
> "¿Hola?" Insistió la voz. "¿Están allí?"
Pero nadie contestó.
**********
El día transcurrió con una normalidad artificial.
Mike se había pasado la tarde entera revisando su lista de reproducción para el viaje escolar del próximo mes, convencido de que ***** aparecería en cualquier momento y se burlaría de su gusto por la música pop de los noventa.
Mei, aunque no lo decía, había llevado y conservado en su casa la colección de peluches de su amigo.
Kevin no dijo una palabra en toda la tarde.
Después del almuerzo, una vez acabaron las clases se encerró en su cuarto.
Nadie lo molestó. De los cuatro él era el que tenía la relación más cercana con él por lo que no les pareció tan extraño que reaccionara así.
El celular de ***** seguía sin estar dentro del área de cobertura, pero ya se había vuelto una especie de costumbre llamarlo de vez en cuando.
Él podía desaparecer un par de días y luego volver con una excusa tan absurda como creíble.
Ya le habían pasado numerosas cosas raras antes.
Seguramente estaba bien.
¿Verdad?
**********
Mei casi tiró el vaso de agua al levantarse mientras soltaba un bostezo. Mike se tropezó con una silla. Su, en cambio, se quedó sentado, viendo videos de gatos.
Pronto el sonido del timbre se escuchó, y con eso también el sonido de la puerta que comenzaba a abrirse.
Era el padre de Mei, con su maletín en una mano y el rostro ligeramente fruncido.
Saludó con un gesto breve y preguntó con voz algo curiosa.
"¿No volvió todavía?"
Mei negó con la cabeza, conteniendo un suspiro.
"¿Se sabe algo del vuelo o de sus pasajeros?"
El hombre tardó en responder. Apoyó el maletín en la mesa del comedor y buscó en su bolsillo el celular.
"Todavía nada oficial." Dijo al fin. "La ruta se perdió del radar a la altura del Mediterráneo. Su señal desapareció como si simplemente se hubiera desvanecido en el aire."
Mike levantó su mano.
"¿Y qué están diciendo?"
El hombre lo miró con una expresión un tanto complicada como si dudara de que decirle.
"Que probablemente fue una falla técnica. A veces los vuelos se desvían, aterrizan en sitios improvisados. La prioridad es mantener la calma y esperar los datos oficiales."
Kevin bajó en ese momento con el cabello todavía húmedo luego de un buen baño.
Llevaba la misma sudadera negra y naranja de siempre, pero los cordones de sus zapatillas estaban mal anudados. Eso en Kevin era casi alarmante.
"¿Entonces oficialmente… no se sabe si está vivo o muerto?" Preguntó con voz baja, como si no quisiera oír la respuesta.
"Oficialmente, está "fuera de contacto"." Respondió el hombre de forma cuidadosa. "Aunque teniendo en cuenta que ya han pasado más de seis días, si, tanto él como los demás pasajeros ya han sido registrados como desaparecidos."
Kevin asintió. Luego volvió a subir, igual de callado.
El resto de la tarde se sintió más espesa que el tiempo normal. Su casa se había convertido prácticamente en su base.
La televisión quedó encendida, pero nadie prestaba atención.
Las notificaciones en los teléfonos seguían llegando. El mundo seguía girando, como si él no se hubiera ido.
Y en el fondo, aunque ninguno lo decía, todos pensaban lo mismo.
Mañana, seguro aparece.
*********
Un mes había pasado desde la desaparición del vuelo. La investigación seguía, pero con cada día que pasaba, los medios hablaban menos y los familiares eran empujados al silencio incómodo de la resignación. Para muchos, aceptar la muerte era la única forma de seguir adelante.
Incluso ellos por mucho que siguieran aferrándose a la idea de que siguiera con vida, no podían hacerlo por mucho más tiempo.
Kevin se negaba rotundamente a aceptar ese destino.
El viaje escolar a Aomi City había sido planeado antes de lo sucedido, pero los profesores consideraron que seguir adelante con la agenda sería una distracción saludable. Nadie se atrevió a discutirlo. Al menos no abiertamente.
Cerca del mediodía, los alumnos fueron liberados para buscar su almuerzo en los puestos locales. Kevin, Su y Mike caminaban entre las calles de la ciudad, apreciando el olor a pescado fresco y fideos fritos, cuando se detuvieron en seco al darse cuenta de una cosa.
"Otra vez..." Gruñó Mike, llevándose la palma a la frente, no sabiendo si reír o frustrarse.
"No puede ser." Suspiró Su, cerrando los ojos como si ya conociera el desenlace.
Kevin simplemente se llevó una mano al puente de la nariz. No hizo falta que dijeran nada.
Mei se había perdido.
Otra vez.
Su sentido de la orientación era realmente terrible.
Intentaron llamarla pero no respondió.
.....
Justo cuando ya estaban planeando separarse para buscarla, el teléfono de Su vibró.
Al revisar vieron que era un número desconocido.
"¿Sí?" Contestó.
"Me perdí otra vez..." La voz de Mei sonaba agitada, pero aliviada. "Terminé en una secundaria que no tengo idea de cómo llegué. Pero por suerte conocí a una chica muy amable que me prestó su celular."
"¿Estás bien?" Intervino Kevin, inclinándose para escuchar.
"Sí, sí. No pasó nada malo. Hua dijo que les daría las indicaciones, los estaré esperando en la entrada principal."
"Vamos en camino." Dijo Kevin, ya dándose la vuelta.
Mike soltó una risa irónica.
"¿Cómo demonios logra perderse tan espectacularmente?"
"Es una clase de talento suyo." Comentó Su mientras negaba con la cabeza.
Caminaron en dirección al punto indicado, con tranquilidad.
**********
La joven que parecía no mucho mayor que ellos se presentó como Hua.
Su uniforme estaba limpio, su expresión neutra, su mirada afilada.
...De alguna forma Mike la percibió como intimidante aunque no podía explicarse el por qué.
.....
Después de una charla de unos minutos, justo cuando estaban por irse.
La amiga de Hua, Carole empezó a gritar.
"¡¿Vieron eso?!" Dijo mientras señalaba a la calle.
Varias personas rugían y se arrojaban sobre otras mordiendolas y desgarrando su carne.
Su se giró a tiempo para ver cómo un grupo de personas corría por el patio, arrastrándose unas sobre otras.
Venas negras se marcaban bajo la piel pálida.
Un brillo púrpura escapaba de las heridas.
Mike palideció.
"N-no jodan… ¿son Zombies? No… No, no, no…"
"Cálmate." Le dijo Su con un ceño fruncido mientras le daba un golpe de karate en la cabeza. "No parecen habernos visto aún. Lo cual es sorprendente, considerando cierto grito innecesario de hace un momento."
Carole desvío la mirada con torpeza.
"¿Podrían dejar de perder el tiempo y entrar de una vez?" Comentó Hua mientras les daba una mirada plana.
Al final todos la siguieron en silencio.
Una vez cruzaron el umbral de la secundaria aseguraron la puerta con todos los pupitres y sillas que pudieron encontrar.
Hua los miró a todos, sin perder su calma, al menos en la superficie.
"Hoy era día de práctica para los clubes de Kendo y Béisbol." Comentó en voz baja. "El encargado del mantenimiento salió hace una hora… quería "hablar" con unas chicas del tercer año. Dudo que haya regresado por lo que podríamos usar los bates y demás como armas."
"¿Y los infectados?" Preguntó Carole, mirando por los pasillos desiertos. "¿Qué nos puede asegurar de que no hayan zombies en otras partes del edificio por gente que se metió así como nosotros a pesar de ser mordida?"
"No lo sé." Hua negó con la cabeza. "Avancen con cuidado y eviten ser mordidos."
El grupo se adentró en la secundaria con incertidumbre.