Chapter 8: Capítulo 8:El secreto de umbrella
Capítulo 8:El secreto de umbrella
En el fondo del vagón, una compuerta electrónica se abre con un zumbido.
—Escaleras —dice Richard, apuntando—. Van al nivel inferior del tren.
Rebecca enciende la linterna.
—¿Bajamos?
Richard mira hacia atrás, hacia el vagón que acaban de dejar atrás.
—Ya no hay vuelta. Bajemos.
Y descienden.
* Zona de carga y soporte técnico Zona de carga y soporte técnico*
Richard apunta con su arma temblando levemente.
—¿Viste eso? —pregunta, casi en un susurro.
Un sonido viscoso se arrastra más allá de la puerta: slrrk… chrrkk… chrrkk…
Como si algo húmedo y musculoso se deslizara por metal oxidado.
La linterna de Rebecca tiembla en su mano.
—¿Qué… qué fue eso? No suena como los otros…
La puerta del siguiente vagón emite un chirrido suave. Algo al otro lado la empuja… no con fuerza, sino con intención.
Richard da un paso adelante, cubriéndola.
El haz de su linterna recorre el techo.
Y entonces lo ven.
Una criatura deforme, alargada, pálida, con el cráneo expuesto y una lengua grotescamente larga que roza el piso con lentitud. Sus garras, curvadas como cuchillas, raspan la pared mientras su cuerpo se desplaza como una bestia amputada de toda humanidad. El pecho late como si aún respirara… o como si algo interno palpitara, empujando hacia afuera.
Rebecca apenas puede respirar.
—Eso no es un infectado común…
La criatura se detiene. Su lengua se eleva, como si saboreara el aire.
De pronto, se abalanza.
Richard jala a Rebecca hacia atrás justo a tiempo. La lengua impacta la pared donde estaban segundos antes, dejando una marca profunda. Un grito seco escapa de ella mientras Richard abre fuego. Tres disparos directos. La criatura retrocede, pero no cae.
—¡Corre! —grita Richard.
Ambos se echan a correr hacia la parte trasera del vagón. Las luces parpadean. El tren se sacude como si protestara. La criatura los persigue con movimientos arañados, reptando entre paredes y techo.
Llegan a una puerta de seguridad automática. Rebecca teclea el panel sin mirar, los dedos manchados de sangre temblando.
—¡Vamos, vamos!
BIP. BIP. BIP.
La puerta se abre de golpe. Richard la empuja dentro y lanza una granada de fragmentación hacia el pasillo.
BOOM.
La explosión sacude el vagón. El metal vibra. Un chillido inhumano se pierde en la reverberación.
Silencio.
Rebecca está tirada en el suelo, jadeando, con los oídos zumbando. Richard se arrodilla junto a ella, le toca el hombro.
—¿Estás bien?
Ella asiente, pero tiene la mirada perdida.
—Eso… no era como los demás. ¿Qué está haciendo Umbrella?
Richard no responde de inmediato. Solo mira hacia la puerta humeante.
Al parecer las cosas ya se habían calmado un poco.
El tren retumba en la oscuridad, pero ya no por los pasos de la criatura. El silencio que queda tras la explosión es espeso, opresivo, lleno de electricidad estática.
Richard apoya la espalda contra la pared y recarga su arma en silencio. Rebecca, aún con las manos temblorosas, levanta la linterna caída y avanza con cautela por el siguiente compartimento.
Un vagón de servicio. Estanterías metálicas, cajas marcadas con logotipos de Umbrella. Documentos medio chamuscados esparcidos por el suelo. El aire huele a pólvora y óxido viejo.
Rebecca levanta uno de los archivos con sumo cuidado. El papel está manchado de sangre seca, pero aún legible.
—"Proyecto de Restauración Biológica - Protocolo de Emergencia en caso de escape del Sujeto B.O.W. Tipo L—"... —lee en voz baja.
Richard se acerca y toma otro informe.
—"Transferencia de especímenes clase MA-121 y L-X al Centro de Formación. Prioridad: Alta. Personal asignado: limitado. No autorizado revelar contenido a miembros de nivel Beta o inferior."
Se miran.
—¿Centro de Formación? —pregunta Richard—. ¿Umbrella entrena personal en instalaciones móviles?
Rebecca niega, perpleja.
—Parece algo más... Esto no es un simple transporte. Estaban ocultando pruebas. Estas cosas, como ese monstruo, fueron creadas… y transportadas en este tren.
En la parte inferior del documento, Rebecca ve el encabezado:
"Umbrella Training Facility – Arklay Division"
Sello confidencial: Dr. James Marcus.
—Marcus... —murmura Rebecca—. He escuchado ese nombre antes. Fue uno de los fundadores de Umbrella… ¿no estaba muerto?
Richard guarda los papeles con rapidez en su mochila táctica.
—Nada de esto debería existir. Pero aquí estamos. Y si este tren va en esa dirección…
Se interrumpe cuando las luces parpadean. Un chirrido metálico indica que han llegado a un túnel o estación subterránea. El vagón se inclina levemente.
El tren está disminuyendo la velocidad.
Rebecca se asoma por la ventana: oscuridad total.
—¿Nos detenemos?
Richard asiente, levantando el arma.
—Prepárate. Si ese lugar está cerca… lo vamos a encontrar. Y con suerte, respuestas también.
Un pitido indica el fin del trayecto. El tren se frena con un chirrido largo. Un golpe sordo marca la detención total.
Las puertas automáticas silban y se abren lentamente hacia una plataforma subterránea, sumida en sombras.
* Ecliptic Express – Estación Subterránea Desconocida*
Las puertas se abren con un quejido mecánico, dejando escapar una bocanada de aire viciado y estancado. El silencio tras el chirrido es espeso, como si la oscuridad misma contuviera la respiración.
Richard da el primer paso fuera del tren, el fusil apuntando hacia los rincones oscuros de la plataforma. Sus botas resuenan en el concreto húmedo. Rebecca lo sigue, linterna en mano, enfocando los grafitis desvaídos y las manchas oxidadas en las paredes.
—¿Qué es este lugar…? —murmura ella.
No hay señalización visible, solo viejos carteles colgando de cables arrancados y un logotipo de Umbrella descolorido en una placa metálica corroída. Una humedad densa cubre el ambiente; se escucha el goteo insistente del agua filtrándose desde el techo.
Richard avanza hacia el centro de la plataforma y apunta su luz hacia un panel al lado de una puerta doble de acero.
—Está cerrado —dice, tocando los botones agrietados—. Pero esto no está muerto del todo. Aún hay corriente en algunos sistemas.
Rebecca se acerca y examina los controles.
—No podemos forzarlo. Pero si accedemos al sistema eléctrico, tal vez podamos abrirla. O al menos ver qué diablos hay detrás.
Un zumbido débil, como si algo se activara, interrumpe su conversación. Ambos giran. Las luces de emergencia parpadean por encima, revelando un corredor a la derecha, flanqueado por cristales rotos y una cinta amarilla desgastada que apenas dice "RESTRINGIDO".
Richard frunce el ceño.
—Por ahí.
Avanzan con cautela, las luces danzando entre sombras largas. Las paredes están salpicadas de informes caídos, carpetas húmedas y huellas arrastradas. Algunas con sangre.
Al fondo del pasillo, una puerta ligeramente abierta emite una luz tenue.
—Es una sala de control —murmura Rebecca, mirando a través del resquicio—. Tal vez ahí podamos acceder al sistema.
Richard asiente, empuja la puerta lentamente.
Dentro, monitores viejos crepitan con imágenes mal transmitidas de cámaras de seguridad. Una muestra el vagón comedor. Otra, la estación desde otra perspectiva. Y una tercera… revela una jaula vacía. Con las rejas dobladas hacia afuera.
Rebecca traga saliva.
—Lo que estaba ahí… ya no está.
—Y está suelto —responde Richard, seco.
Una computadora encendida parpadea en una esquina. La pantalla muestra un sistema de acceso. Rebecca se sienta frente a él, sus dedos volando por el teclado.
—Voy a intentar desbloquear la puerta del andén principal.
Richard observa la pantalla unos segundos, pero su atención se desvía. Algo se mueve afuera, al otro lado del vidrio reforzado que da al pasillo.
Una silueta.
Alargada. Irregular. Reptante.
Y el sonido. Ese sonido húmedo, repulsivo, de algo que se arrastra… y lame el metal.
Richard retrocede con el arma en alto.
—Rebecca…
Ella se detiene. Mira la pantalla. Mira a Richard. El reflejo del pasillo ahora muestra algo más claro.
Una lengua alargada y reluciente golpea el vidrio desde el otro lado.
CRACK.
Una fractura. Otra.
—¡Corre! —grita él.